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La Banca Azul

La Banca Azul

Somos un museo abierto al encuentro con las comunidades, en diálogo permanente con nuestras colecciones, que propicia reflexiones críticas y sensibles desde las prácticas artísticas y pedagógicas contemporáneas para acompañar la construcción de ciudadanía.

La Banca Azul empieza a gestarse como una estrategia de mediación desde la lectura de imágenes que fomenta la educación visual posibilitando espacios para el encuentro, la lectura, la expresividad y la conversación, desde nuestra Biblioteca especializada en artes visuales y plásticas.​

Conectamos con nuestros públicos a partir de acciones de mediación desde la lectura que tienen lugar en las salas de exposición, la Biblioteca, salas de lectura y en espacios del entorno del Museo, con un módulo de biblioteca móvil a la que llamamos Bancacicleta cuyo diseño está inspirado en las estéticas de los puestos de trabajadores y trabajadoras informales del sector.

Construimos un método para mediar las imágenes, que propone:

Ver  con los ojos: porque es delicioso gozarse las imágenes, descubrirlas, compararlas. Viajar en un libro álbum, revivir recuerdos con las fotos familiares, o entender otros ritmos de la ciudad desde las fotografías históricas. 

Ver con la emoción: porque es necesario saber que las imágenes nos provocan sensaciones y emociones, nos comunican cosas, reafirman pensamientos y crean realidades.

Ver desde el contexto: porque las imágenes no surgen de la nada. Hay un autor o autora que quiere comunicarnos algo, hay una época que se expresa a través suyo y de sus imágenes, y hay un lector que las mira desde un lugar de la historia particular.

La Plaza Botero nos ha enseñado que toda historia es valiosa, nos ha convencido de que cada uno hace con su vida lo que puede y que si no nos complace nuestra historia podemos migrar a otra cosa, porque somos más que un personaje, somos los y las protagonistas que crean la historia.

Las bibliotecas humanas han sido uno de esos referentes que nos han permitido comprender la importancia de las memorias vivas y el acercarnos a las historias de vida de las personas involucradas en el proceso hacen posible el encuentro desde el diálogo, la diversidad y las preguntas auténticas, generando prácticas de sana convivencia que crean a su vez vínculos de afecto en las comunidades.

El pueblo y el guayacán, 2006, instalación de la artista Ethel Gilmour está expuesta de forma permanente en nuestra Sala Promesas de la Modernidad.
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