En Colombia, principalmente en Antioquia, el siglo XX llegó acompañado de una fugaz ilusión de bienestar para todos. La modernidad se asoció a una visión de la civilización y el progreso, que se veía reflejada en la industrialización, las obras de infraestructura y el rápido crecimiento de las ciudades.
No obstante, paralelo a ese ideal de prosperidad, la modernidad también trajo desigualdad, pauperización, luchas sociales y, esencialmente, un cambio en el pensamiento político, la ética y las estéticas. El arte y la cultura, sobre todo en la segunda mitad del siglo, dieron cuenta del entusiasmo —y del desmoronamiento— de esas ideas que permitieron libertades y propiciaron búsquedas que transformaron las formas y los fines de lo que se consideraba moderno hasta ese entonces.
En este circuito de salas, las obras se estructuran en tres ámbitos que van desde 1950 hasta 1999: el primero, aborda el desarrollo de los imaginarios estéticos y las mentalidades sociales sobre lo moderno en Antioquia y Colombia; la segunda parte, reúne las Bienales de Coltejer que insertaron el arte colombiano en la escena mundial; finalmente, el circuito cierra con las obras de arte post bienales, que van desde 1970 hasta finales del milenio.