Lecturas en La Banca Azul



En la Plaza Botero, muy cerca a la entrada principal del Museo de Antioquia, hay un espacio que invita a detenerse un momento. En un pequeño tablero hay preguntas y frases que invitan a la conversación: “¿qué es lo que más te gusta del centro, “¿cuál es lugar favorito de tu casa?”. A un costado, está parqueada la Bancacicleta: una bici muy particular llena de libros, lápices, trozos de papel y otros materiales que sirven para dibujar, escribir o simplemente crear una pieza única e inspiradora. Los transeúntes hacen una pausa para conversar, hojear un libro, pintar o tomarse un café. 

Esta escena, que se repite todos los miércoles a partir de las 11:30 de la mañana, hace parte de La Banca Azul, un programa de mediación desde la lectura de imágenes, que enfoca sus acciones en los vecinos, vecinas habitantes y transeúntes del centro de Medellín. Esta iniciativa, que cuenta con el apoyo de la Fundación para la Educación y la Cultura, surgió en el 2017 como una propuesta de nuestra Biblioteca —especializada en artes plásticas y visuales—, que tiene el propósito de expandir el Museo de Antioquia hacia su entorno y establecer una relación con los ciudadanos desde la dignidad, por medio de la potencia comunicativa del arte. 

Durante estos siete años de trabajo, La Banca Azul se ha ido adaptando a las dinámicas de la Plaza Botero; por eso, las actividades que propone dialogan con las distintas formas de ver y habitar el centro de la ciudad. Las imágenes se han convertido, entonces, en un pretexto para conversar. Francelly Ortega, líder de Biblioteca del Museo de Antioquia, que ha acompañado esta iniciativa desde el comienzo, cree que “en La Banca Azul es posible encontrar todo tipo de posturas, ideas y emociones; se trata de una conversación que solamente fluye si el arte se ubica en un nivel horizontal, al alcance de cualquier persona”. 

Si existe la lectura slow, lo que se motiva desde La Banca Azul es la observación slow del mundo, una que reconoce la importancia de las memorias vivas y de las historias de vida de las personas que se involucran y resuenan con las actividades que se proponen desde el diálogo, la diversidad y las preguntas auténticas. 

La Banca Azul ha desarrollado una metodología propia para explorar las distintas dimensiones de significado que tiene una obra de arte o una imagen, por medio de distintas herramientas: elementos del juego, lectura de imágenes, narrativas expandidas, lecturas de contexto, aprendizajes a través de los objetos y estrategias de bibliotecas humanas. Todo esto ha permitido crear lazos de afecto que han hecho posible que las personas se vinculen con los contenidos y las actividades que se proponen. Por ejemplo, una de las participantes de este programa cuenta que el primer lugar que conoció cuando llegó a Medellín fue la Plaza Botero: “En La Banca Azul encontré un hogar. Recuerdo que la primera vez llegué con mi hija y dos maletas. Yo me siento como en mi casa, es un proyecto muy bueno, tanto para jóvenes como para gente mayor”. 

Las lecturas en la Plaza Botero, particularmente, proponen experiencias, provocaciones y microactivaciones en el espacio público de los alrededores del Museo —específicamente en la Bancacicleta, un módulo de biblioteca móvil cuyo diseño está inspirado en los puestos de trabajadores y trabajadoras informales del sector—, que activan la interacción y la conexión entre los transeúntes desprevenidos y curiosos. Para Francelly Ortega, lo más importante de ese diálogo que se propone desde La Banca Azul es “reconocer que todas las personas tienen algo importante para decir. Cada ser humano mira el mundo desde una esquina, cada uno tiene un filtro personal que está mediado por sus experiencias de vida”; por eso, la Banca Azul crea vínculos entre el Museo y sus contenidos, el territorio que cohabita y el contexto de vida de cada persona, con el propósito de ahondar en las reflexiones sobre otras formas de ver y otras formas de percibir nuestros contextos.  

Cada actividad de La Banca Azul en la Plaza Botero es una oportunidad de expandir la relación del Museo de Antioquia con la ciudad y la región más allá de las salas de exhibición.

Sigue pendiente de nuestras redes y participa de las actividades de esta iniciativa que es posible gracias al apoyo de la Fundación MUV.

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