Nuestra exposición “Botero 90 años” suma seis obras de la serie “La violencia en Colombia”, que el maestro le donó al Museo Nacional, y que hoy podemos exhibir gracias al préstamo que nos hace esta institución aliada. Estas piezas muestran la postura del artista antioqueño sobre el dolor humano.
Un salón lúgubre con cinco ataúdes, unas cuantas velas encendidas y la puerta entreabierta. Sobre uno de los cajones de madera, triunfante, reposa un esqueleto que lleva en el pecho una banda presidencial con los colores de la bandera de Colombia al revés: rojo, azul y amarillo. La escena la plasmó Fernando Botero en Viva la muerte, una obra que creó en el 2001 y que hace parte de La violencia en Colombia. Gracias a un préstamo que nos hizo el Museo Nacional, esta y otras cinco piezas de la misma serie se suman a nuestra exposición Botero 90 años, que inauguramos en abril de 2022.
Son tres óleos y tres dibujos que muestran la postura del más universal de los artistas antioqueños sobre el dolor humano. “Estas seis obras nos permiten complementar lo que ya está dicho en el Viacrucis, una serie que el maestro le donó al Museo de Antioquia en el 2011; además, aportan una mirada más clara sobre lo que yo llamo ‘el último Botero’, un Botero con un profundo sentido humanista, que logra mostrar en su pintura hechos violentos de nuestra historia reciente”, explica Camilo Castaño, curador del Museo que estuvo detrás de la investigación y el montaje de Botero 90 años.
Las dos series, La violencia en Colombia y Viacrucis, se unen para cerrar el recorrido de Botero 90 años, una exposición que además de celebrar la vida del maestro, evidencia la evolución de su trayectoria artística en tres momentos. El primero, habla de su entrada al mundo del arte y pone su obra frente a la de otros colegas como Rufino Tamayo y Roberto Matta, que también son referentes del arte latinoamericano del siglo XX. “En este espacio podemos ver a un artista joven que está en medio de una puja estética; su preocupación es sobre cómo pintar, cómo crear un lenguaje personal”, comenta Camilo.
Después la exposición nos muestra un artista consolidado que encontró un lugar y una postura el mundo del arte. En obras como Canasta de frutas (1976) y Mujer frente a un espejo (1996) es posible reconocer su estilo de volúmenes exacerbados y diferencias de escala; además, es en esta etapa donde Botero se convierte en una figura pública e influyente, así lo demuestran las notas de prensa que acompañan la exhibición. Como lo señala Camilo, el maestro plasma en sus obras “una arcadia perdida, un mundo poético, feliz, sin consecuencias, en donde pasa de todo, pero no existe el dolor”.
Finalmente, Viacrucis y La violencia en Colombia reflejan ese Botero maduro que aborda en su obra la actualidad política de un país que vive en medio del sufrimiento que ocasiona la violencia. Aunque el maestro no renuncia al mundo ni a los personajes que creó, en estas piezas es evidente un cambio en el tono de los colores que usa en sus pinturas y en la realidad que nos presenta: “En estas obras sí hay consecuencias: sangre, dolor, sufrimiento y tortura. Botero nos presenta una mirada, un testimonio profundamente sensible la barbarie que ha vivido Colombia”, explica Camilo.
Las seis obras de La violencia en Colombia complementan el recorrido por Botero 90 años, una experiencia pedagógica que reúne lo más significativo de la obra de Fernando Botero. Las personas que visiten esta exposición van a poder entender la trayectoria del maestro, el carácter humanista de su obra y diálogo constante y riguroso con la historia del arte de Occidente.