Geomancias indaga por las conexiones entre la naturaleza, la tecnología, lo sonoro y lo cósmico mediante la exploración de las fuerzas vibratorias de la tierra. Para llevar a cabo este proyecto, el artista recorrió diferentes territorios de Colombia, España y Portugal con el propósito de registrar la vibración del agua, el viento, las piedras y las señales electromagnéticas del paisaje. Para captar estos sonidos utilizó un dispositivo Magma, un hidrófono y un micrófono de contacto que construyó para grabar y procesar los sonidos de la naturaleza. Los paisajes sonoros de Geomancias son amplificados a través de una serie de máquinas construidas con electrónica analógica y materiales descartados que crean una especie de concierto mineral con patrones vibracionales y cimática.
Esta instalación además incluye una selección de minerales recolectados por el artista en distintos lugares del mundo y otros que hacen parte de la colección del Museo de Antioquia. Estas piezas proponen una reflexión más amplia sobre los procesos simbióticos de la naturaleza y el tiempo profundo del que dan cuenta los minerales.
El agua, portadora de una memoria en movimiento, juega un papel protagónico en este proyecto. Cada gota fue recolectada por el artista en el nacimiento de la quebrada Santa Elena.