La Línea introspectiva. Hacia una historia del grabado en Antioquia.

Os amo grabadores, y comparto vuestra emoción cuando eleváis a la luz, todavía húmedo y delicadamente tomado con la yema de los dedos, un pequeño rectángulo de papel recién salido de entre los rodillos del tórculo. Esta estampa, este recién nacido, hijo de vuestra paciente impaciencia (pues el ser del artista no se puede definir más que por contradicciones), lleva un mínimum de universo, nada, pero esencial ya que supone el todo de la inteligencia"

La exposición La línea introspectiva. Hacia una historia del grabado en Antioquia es un encuentro necesario que forma parte de los intereses del Museo de Antioquia por generar una consciencia contemporánea sobre la importancia del grabado en la historia del arte local y su rol en las prácticas artísticas contemporáneas.

Esta exposición es producto de una investigación que identificó un conjunto representativo de artistas que ha abordado su práctica formal y conceptual desde el grabado, o que ha tenido una vinculación importante con este medio en algún punto de su proceso; el resultado es una muestra que abarca un amplio período, técnicas e intereses temáticos que se pueden rastrear a través de las huellas que han dejado más de ochenta artistas de varias generaciones. Sin embargo, la selección, aunque ambiciosa, presentará algunas lagunas que esperamos sirvan para nutrir futuras investigaciones no solo desde los museos, sino desde la academia. En este caso, se revisaron las colecciones del Museo de Antioquia, del Museo Universitario de la Universidad de Antioquia y del Museo de Arte Moderno de Medellín, instituciones que conservan en sus acervos notables ejemplos del arte del grabado que hacen parte de la memoria colectiva y de la historia de esta técnica en la región y el país.

El proyecto también procuró la visita al taller de numerosos artistas, una conversación directa e íntima que permitió ampliar el diálogo más allá de lo que conservan las colecciones de los museos de la ciudad, lo que proporcionó un mejor y más amplio entendimiento de los distintos momentos históricos y artísticos que han marcado las poéticas del grabado local.

Con ojos expectantes, nos sumergimos en cada década para rastrear y reconocer la singularidad de las imágenes con el objetivo de comparar el pasado con el presente, un contraste que sorprende por la diversidad de temas y técnicas. Este viaje a través de la historia del grabado en Antioquia es enigmático, no tanto por el recorrido cronológico que nos plantea, sino por la lectura de las imágenes en sí mismas, ya que nos proponen múltiples sentidos; en ellas, podemos observar el mundo en el que se han sumido los autores para después revelarnos su mirada interior, única y bien diferenciada; al mismo tiempo, nos permiten comprender los cambios en la forma de entender la función y el rol del arte, las transformaciones y preocupaciones sociales y urbanas, y nuestra relación con la naturaleza.

Algunas imágenes perviven a través del tiempo más por la alquimia formal —cosa común en esta disciplina en la que no hay más remedio que “dejarnos arrobar por la química de los procesos”—, que por su conexión con la historia social o política que fue dominante en muchos grabados de las décadas de 1960 y 1970. En este sentido, valoramos a nuestros maestros y maestras, quienes abrieron las puertas al grabado como expresión autónoma; además, definieron las bases de los procesos de formación, una labor con la que sus alumnos y alumnas siguen comprometidos.

Las diversas generaciones aquí reunidas, entre la producción de algunos “grabados históricos” y las piezas más contemporáneas, cubren más de 100 años de grabado en Antioquia; además, nos muestran una gama de experiencias e intereses bien diferenciados; especialmente, en la transición que se da entre el final y el principio de cada década, en este umbral podemos percibir los cambios tanto culturales como específicos referidos al grabado en Antioquia, que estuvieron acompañados por las transformaciones urbanas, la influencia de las Bienales de Coltejer, la formación académica que animó reformas a los planes de estudio y, por último, la apertura de talleres particulares, hechos que en su conjunto hicieron posible la consolidación del grabado como medio artístico en la década de 1980.

Al final de la exposición —al margen del relato retrospectivo de la primera parte y del eje central de “grabados históricos” y de artistas pioneros— atendemos a las técnicas gráficas contemporáneas como procesos asumidos con libertad, donde el resultado deriva ya no del uso riguroso de una técnica específica, sino de la experimentación y mezcla de varias, tanto tradicionales como contemporáneas, como una forma de condensar ideas y producir imágenes que están más allá de la mera multiplicación.

Armando Montoya
Curador
Líder de la línea de investigación en artes, Corporación Banasta. Mediaciones arte y cultura.

Guía de la exposición

Semillero de Gráficas. Escuela de Artes Plásticas.

Facultad de Arquitectura
Universidad Nacional de Colombia, sede Medellín.

Trazos Rodantes, 2024

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