En 1995, Gloria Posada (Medellín, 1967) recibe el segundo premio del XXII (y último) Salón Nacional de Arte Joven del Museo de Antioquia con su obra Del aula 4-224 U de A. En esta, la artista “amplía su mirada sobre la huella en el territorio al realizar una instalación con sillas universitarias –prestadas de las aulas de la Universidad de Antioquia- donde diversas generaciones de estudiantes han inscrito sus dibujos, mensajes y símbolos, por medio de incisiones en la madera que se convierten en palimpsestos de la memoria cultural. Hoy esta obra sirve como excusa para generar algunos de los interrogantes que la presente exposición quiere suscitar frente a la relación entre estudiantes de artes y el museo, la conversación entre ambos, las distancias, las relaciones, lo que nos une o distancia.
Esta exposición es una apuesta que podría enunciarse contra colonial porque brinda un espacio a algunos de los proyectos de estudiantes de Artes Plásticas o Visuales de la ciudad que se presentaron durante el último semestre en las distintas muestras de grado para cuestionar, de alguna forma, lo que podríamos entender como ejercicio de poder que se replica desde las distintas instituciones avaladoras del arte. No hay que desconocer que los museos son espacios validadores del arte, y esto indudablemente nos lleva a plantear o pensarnos como espacios que también invalidan algunas formas de las artes, por lo que, de igual forma, es importante discurrirse más allá de esa dicotómica, e insinuar espacios que fomenten las posibilidades de diálogo de los y las jóvenes artistas de la ciudad. Es una invitación a pensar las oportunidades de discusión, colaboraciones, intercambios que desde los distintos agentes o dispositivos del arte se pueden confeccionar.
