Habitar la Amazonía, aunque sea por cortos periodos de tiempo y por fragmentos de ese vasto territorio, no deja intacto a quien lo hace. La selva, el río y sus comunidades ofrecen una experiencia extrasensorial que desborda la imaginación. No se trata de transitarla pasajeramente, sino de vivirla en conexión con cada una de las formas de vida que confluyen en un territorio que impone su presencia no solo en este instante, en el ahora, sino en una existencia que han mantenido y preservado durante miles de años, convirtiéndose en el más profundo y declarado estado de persistencia y obstinación por la perdurabilidad de la naturaleza.
Esta exposición se despliega como el río Amazonas: no como un mapa, sino como un tejido vivo que se transforma en cada puntada, en cada meandro, en cada irrupción de la vegetación, en cada mito que lo nombra. Lo que se entrelaza en este conjunto de obras —a través de lenguas, fibras, frutos, cantos, voces, cosmovisiones, casas y piedras— no son solo materialidades, sino formas de vida compartidas y dispuestas por un sinnúmero de personas que nos recibieron en sus comunidades y nos permitieron comprender que la Amazonía va mucho más allá de los imaginarios preconcebidos que cargamos y romantizamos, desde una ingenuidad segmentada por un cúmulo de prejuicios occidentales que nos alejan de la experiencia más plena de vida. Saberes encarnados en las manos y la piel a través de cada una de sus tradiciones. Cosmovisiones que resisten el dogmatismo para expandirse en un tiempo sin límites ni linealidades. Formas de vida ajenas a una lógica que todo lo mide, etiqueta y explota, pero que, a su vez, se dejan permear por los avatares de la contemporaneidad, generando una simbiosis propia del entramado mundo que allí se origina.
Con este amasijo de posibilidades, toma forma esta muestra, que presenta algunas derivas de las emociones, relaciones, vivencias, conexiones, imaginaciones y un sinfín de sensaciones que se transforman aquí en estos resultados emanados de las experiencias vividas en la Residencia Cabomba, realizada durante todo el mes de abril del presente año por comunidades de la Amazonía en Santo Tomás y Padre Cocha, en Iquitos, Perú; en San Martín de Amacayacu y Leticia, en Colombia; y, por último, en la desembocadura del río Putumayo, en Vila Betania, Brasil. En ella participaron artistas de estos mismos tres países, seleccionados a través de una convocatoria llevada a cabo en el marco del proyecto Red de Residencias Artísticas en la Amazonía, en la que participaron más de 900 personas, quienes nos permitieron constatar que somos una gran colectividad con intereses y preocupaciones comunes sobre un territorio cada vez más vulnerable y herido.
Vivimos un viaje lleno de realidades compartidas y fraccionadas, de impresiones comunes y particulares, de momentos de unidad y distancia, de tiempos cíclicos y lineales, de imágenes a color y en blanco y negro, de recuerdos vívidos y nublados. Un recorrido que, como las aguas que lo inspiraron, no fue en línea recta, sino que fluyó como los cuerpos y los territorios que lo atravesaron: una red viva, enmarañada, que escapa a toda cartografía impuesta. Una experiencia que rompió —y sigue rompiendo— las fronteras de estos y de los otros seis países que conforman una geografía latente y plural en toda su extensión. Una travesía entre comunidades que se comportan como membranas: no separan, sino que conectan; no avanzan recto, sino que se despliegan en los afluentes que somos, en las ramificaciones que habitan nuestros pies y manos, enredándose como las mentes que nos rigen o nos lanzan a múltiples abismos de elucubraciones finitas o infinitas, y que, a su vez, nos revelan un mundo aún por descubrir.
Las obras que conforman esta muestra no ilustran la Amazonía: la sienten, la piensan, la encarnan. Surgen desde la escucha y el cuidado, desde un gesto que no pretende traducir saberes, sino abrirse a ellos. Nacen de una deriva y aspiran a permanecer en movimiento, para arrastrar consigo las ideas rígidas y los prejuicios que hemos tejido sobre ese lugar que aún nos falta mucho por viajar.
Comunidad Kukama en Santo Tomás, Comunidad Kukama en Padre Cocha, Comunidad Ticuna en San Martín de Amacayacu, Comunidad Ticuna en Vila Betania, Lorena Orrillo, Pablo Eli Taricuarima, Pablo Abel Taricuarima, Doña María, Karen Vega, Shirley Rios, Petronila Majin, Deysi Manuyama, Ester Manuyama, Casa Gregorio, Miriam Noriega, María Elena Noriega, Pastora Sánchez, Alba Lucia Cuellar, Mamerto Gregorio, Robertina Pinto Sánchez, Julia de Noriega Gregorio, Rafael Peña Ahue, Elis Olisio , Sinéssio Trovão, Neilanny Jaguar, Eliane Eosindo, Aldani Saturnino, Dora Dos Santos, Luisa Alfredo Rosindo, Hedade Roque, Vall Tikuna y muchos más.